El amor de Dios es inagotable


Muchas veces nosotros pensamos que tenemos algún tipo de mérito cuando hacemos la obra del Señor, lo pensamos, porque sabemos que el Señor hace todo por gracia. Es verdad que somos formado y capacitados por el para ejercer el ministerio y trabajar en su obra, pero en el momento en que caemos, sentimos que todo se termina, perdemos el rumbo, se va la fe, cuando ese pecado permanece en el tiempo. 

Cuando tomamos la decisión de vivir para nosotros mismos, ya sea porque nos desilusionamos de la iglesia o de los hermanos, nos desenchufamos de la obra, y nuestros paradigmas cambian, lo que nos lleva a que no nos demos cuenta de que estamos sacando al Señor de nuestras vidas. Ya sea porque nos miramos en exceso a nosotros mismos o por alguna otra razón, no deseamos tener comunión con los demás hermanos, porque los vemos que son más espirituales que uno, y eso permite al diablo mentirnos en nuestras propias narices. 

Comenzamos una vida en pecado, nuevamente, pero olvidándonos por completo de orar y leer la palabra, pero más allá de eso, perdemos el rumbo de nuestra identidad en el Señor, y nos da lo mismo todo. Las razones pueden ser por alguna dificultad, algún resentimiento, algún problema no solucionado, lo que permitió al diablo mentir y maquinar en nuestros corazones, haciéndonos incluso cuestionar la permanencia del amor de Dios. 

Desarrollamos actitudes de resistencia a lo que Dios desea formar dentro del carácter, mirando solo la forma en que nos corrigen, no el mensaje en sí, desviando la atención y produciendo que nos victimemos. Todo lo anterior simplemente hace pensar a cualquier persona que no está firme, que no hay vuelta atrás para seguir avanzando en el Señor y perdemos la esperanza de encontrar una salida a esta cadena de problemas, se hace imposible a nuestros ojos. 

Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudo.
Isaías 41:13

Yo sanaré su rebelión, los amaré de pura gracia; porque mi ira se apartó de ellos.
Oseas 14:4

Pero una vez que Dios te dice estas cosas, todo cambia. Su palabra, que trae vida, pareciera que resucitara lo que sentimos que había muerto, pero, aunque no murió en sí, sentíamos que si porque ya no veíamos que estábamos dando algún fruto de eso. De ahí Dios quebranta la dureza de tu corazón, y salen aquellas cosas que tenías guardadas por mucho tiempo, y que te habían hecho mucho daño. Dios quebranta tu corazón y te da otra oportunidad para seguir avanzando, porque el mismo te da esa orden de levantarte del polvo y sacudirte de la suciedad y levantarte. 

Es por eso importante tener una buena relación con tus pastores, porque cuando ellos vean que esta todo mal en ti, o te ven desanimado, y te piden que abras tu corazón, puedes ver que sus palabras serán "sigue avanzando", "eso es lo que tu pensabas, pero no era así", "Dios te sigue amando", "arrepiéntete y levántate", y veras el amor del Señor de manera real, ya no está en la letra, esa palabra se hizo vida.


La preeminencia del amor
Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe.
Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy.
Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve.
El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece;
no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor;
no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad.
Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
El amor nunca deja de ser

1 Corintios 13:1-8a

Por eso, entramos en la misericordia que Dios tiene de las personas, porque él tiene misericordia de quien él quiere. Pero, si hilamos fino, él quiere que "todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la Verdad" 1 Timoteo 2:4
Dios tuvo misericordia de nosotros, porque él quiso nomas, no vio en nosotros que éramos los más espirituales, ni lo mejor de lo mejor, sino que "lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es" 1 Corintios 1:28


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